sábado, 31 de marzo de 2012

PALESTINA: El Día de la Tierra ha terminado, pero la frustración perdura


Un muerto y cientos de heridos palestinos a manos del ejército israelí en el Día de la Tierra, que conmemora el aniversario de los 6 muertos (también a manos del ejército israelí) en las manifestaciones de 1976 contra la expropiación de tierras palestinas en Galilea y otros puntos de Israel. Los palestinos se han esforzado por devolver su causa a los titulares, después de que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, pusiese todo su empeño en desplazar la atención hacia la amenaza iraní.
Menos manifestantes de los esperados, soldados israelíes esparciendo agua química, gas lacrimógeno y balas de goma a discreción y, después, vuelta a la misma situación de ocupación, sin que el mundo se inmute. Nada nuevo bajo el sol.
O quizá sí. Un artículo de Uri Avenry (ver anterior entrada) que he leído esta mañana me ha hecho reflexionar. En él, Avnery habla de un comunicado que Marwan Barghouti, líder de Fatah en la cárcel, envió a los medios el día antes del Día de la Tierra.
Marwan Barghouti fue encarcelado por Israel durante la segunda intifada y acusado, en un polémico juicio, de organizar y encargar atentados terroristas a la organización que dirigía, el Tanzim, brazo armado de Fatah. De carácter moderado, aunque siempre extremamente franco en sus declaraciones, se convirtió en el líder de los prisioneros de Fatah y se ganó el respeto de los de Hamas, junto a quienes escribió diversos comunicados pidiendo la reconciliación de las facciones. A pesar de formar parte de las filas de Fatah, Hamas pidió su liberación a cambio del soldado israelí Shalit, y es visto como el único líder capaz de recabar el apoyo de los seguidores de ambas facciones. Algunos lo llaman “el Mandela palestino”.
Pero en esta ocasión, las palabras de Barghouti fueron más duras de lo habitual. Desmarcándose del partido al que pertenece y de su agenda política, Barghouti llamó en el comunicado a “una tercera intifada pacífica en el espíritu de la Primavera Árabe”, pidió el fin de toda colaboración de la Autoridad Palestina con el gobierno israelí (en referencia a las fuerzas de seguridad palestinas, que son entrenadas por Estados Unidos y mantienen contacto con el ejército israelí) y declarar “oficialmente la inexistencia de negociaciones entre las partes”. En su lugar, propuso el boicot absoluto de todos los productos, servicios e instituciones israelíes en Palestina y en el mundo y la vuelta al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para obligar a Estados Unidos a vetar el reconocimiento de un estado palestino en las fronteras de 1967. Entonces, prosigue su comunicado, Palestina debería acudir a la Asamblea General porque, aunque su decisión no sea vinculante, constatará el apoyo del mundo al estado palestino y el aislamiento de Estados Unidos e Israel.
Según Uri Avenry, “Marwan Barghouti ha perdido toda esperanza en la resolución del conflicto a través de la colaboración entre las partes; incluso en la colaboración del movimiento de paz israelí”.
Es el reflejo de una sociedad palestina cada vez más escéptica y frustrada con la situación y con su propio gobierno. Hasta ahora la apatía es el sentimiento general palestino, pero el comunicado de Barghouti podría ser un aviso de que la olla lleva demasiado tiempo sobre el fuego y puede empezar a hervir en cualquier momento.

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