Y en
Egipto siguen los tiros y aumenta la cuenta de muertos, y no parece que las
cosas vayan a ir a mejor. Y en la tele sólo vemos los enfrentamientos entre los
dos bandos más irreconciliables: los del discurso de “el ejército dio un golpe
de estado contra el presidente elegido democráticamente” -Hermanos Musulmanes y
seguidores- y los del lema de “Egipto contra los terroristas”, enarbolado por la
Junta Militar en el poder. Pero entre medio existe una amalgama de más de 80
millones de opiniones: anti Morsis pero pro Mubarak; anti Morsis pero también
anti ejército, Pro Morsis a favor y en contra de la revolución… Egipcios que no
encuentran una plataforma desde la que expresarse o un lema que apoyar. Un
colega egipcio que quería deponer a Morsi a toda costa pero que anteriormente también
protestó contra la Junta Militar y contra Mubarak, ha colgado este esquema hoy
en Facebook, que me parece de lo más representativo:
Y
las piezas en Oriente Medio se mueven, y cada uno hace sus apuestas. Arabia
Saudí, enemiga visceral de las ideas republicanas de los Hermanos Musulmanes,
que pueden poner en peligro su reinado teocrático, declara su apoyo a la Junta
Militar. Qatar, asociado al poder emergente de la región, los Hermanos
Musulmanes, los encumbra en su canal Al Jazeera (en la versión árabe). Y desde
Siria, tanto los opositores, cuyo grupo más organizado es la Hermandad
Musulmana; como el gobierno, que también acusa a la oposición de “terrorista”,
siguen con atención los acontecimientos en el país más poblado de Oriente Medio
para ver quién queda debilitado y resulta ser el malo de la película, y ver si
pueden sacar partido de ello en su guerra.
Y
entre los palestinos, cuyos políticos, así como los del mundo árabe y occidente
les han intentado vender la moto muchas veces, están más curados de espanto.
Los hay que se ponen de un bando o de otro en todos los conflictos de
alrededor, a pesar de lo cual la mayoría se resigna a ver las noticias en la
tele.
Hace
semanas que no oigo hablar a los palestinos de mi entorno sobre las
negociaciones con Israel (lo último que oí fue a varios amigos apostándose un
kanafe -dulce típico palestino- a si duraban más de quince días). Sin embargo,
las conversaciones sobre Siria y Egipto surgen en cualquier momento. Salvo en
Hebrón y algún otro feudo de Hamas –escisión palestina de los Hermanos
Musulmanes-, en el resto de Cisjordania he encontrado más apoyo al régimen
sirio de Al Assad que a los rebeldes. Algunos defienden al presidente sirio sin
reservas. Otros, la mayoría, sostienen que “al
principio, a pesar de que considerábamos a Siria nuestra aliada, nos
consternaba ver cómo el gobierno atacaba indiscriminadamente a la gente que se
manifestaba. Pero ahora ha quedado claro que lo que sucede en Siria es un complot
de Occidente, Turquía e Israel para destruir el país.” Son los mismos que
creen que “si Siria cae, el fin de
Palestina se acercará.”
En
cuanto a Egipto, más o menos mismo reparto de bandos: aquellos que apoyan a
Hamas, apoyan también a los Hermanos Musulmanes. Entre los que no, los hay más
y menos devotos de la Junta Militar, que muchos asocian al régimen de Mubarak.
Y
luego están los que alcanzan los niveles máximos de decepción general con todo
lo que sucede en los países vecinos y resumen su opinión en un “estamos hartos de que jueguen con nosotros.”
Tengo
un colega que trabaja en una agencia de viajes palestina que es un miembro
destacado de este último grupo. Reproduzco su opinión porque, esté o no de
acuerdo, me parece gráfica y representativa del sector escéptico palestino: “Todo se ha convertido en una lucha estúpida
entre sunníes y chiíes”, me decía ayer por la mañana. “Antes de que estallase la guerra en Siria, todos los palestinos
adoraban como a un héroe a Hassan Nasralá (líder de la facción libanesa chií
Hezbolá, que lucha junto al gobierno sirio, contra los rebeldes) por sus logros
y su valor contra Israel. Y ahora de repente, como se alinea con el gobierno
sirio, que es chií, los seguidores de Hamas lo empiezan a odiar. ¿Qué pasa? ¿Que
de pronto todas las victorias de Hezbolá contra Israel eran mentira?” Cuenta
que hace poco fue a Hebrón, donde existe un gran apoyo a Hamas y recientemente
se celebró una manifestación pro Morsi, “y
la gente no me hablaba de rebeldes o gobierno, sino que me explicaba las
diferencias entre cómo rezan los suníes y cómo los chiíes, para demostrar que
los suníes son los verdaderos musulmanes. También me decían que quien realmente
había quemado las iglesias en Egipto era la Junta Militar, para poder luego
culpar de ello a los Hermanos Musulmanes. ¿Cómo te puedes creer semejante cosa?
Lamentable.” Se declara detractor acérrimo del canal árabe de Al Jazeera. “Es veneno puro, y además se nota. Yo que
soy cristiano, si viese demasiado ese canal acabaría dejándome crecer la barba
y yéndome a Siria a luchar con los salafistas contra el gobierno.” Admite que
no tiene forma de comprobar de primera mano cómo se están comportando los
chiíes, porque en Palestina no existen, “pero
estoy seguro de que están entrando de lleno al mismo juego ridículo que tiene
por meta dividirnos a todos.” A este respecto, recuerda las pintadas que
aparecieron hace poco en una iglesia de Belén en las que se podía leer “lucha
contra el demonio”. “Me sienta mal, pero
no voy a ser tan borrico de enfadarme con todos mis amigos musulmanes. El que
haya escrito eso lo ha hecho con la clara intención de generar enfrentamiento,
y yo no le voy a dar el gusto de preocuparme.”
Sin
embargo, opina que toda la región en general se está dejando manipular. “Estamos cayendo en la misma trampa una vez
más; somos lo suficientemente idiotas como para no aprender la lección y
dejarnos dividir y enfrentar de nuevo. Occidente ya tiene lo que quiere: que
nos matemos entre nosotros y nos mantengamos débiles y frágiles, sin levantar
cabeza, para poder ocuparse de otros asuntos.”